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​1ª Etapa. Donosti-Andoian-Lekunberri

Comienza la aventura.

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Nos sorprendio Jorge con este maravilloso regalo de hacer una ruta desde San Sebastian hasta Bilbao en 4 días y no pudimos resistirnos a decir que no. Él se encargó de los detalles, preparativos, sitios por donde pasar, alojamientos junto con Joseba y ya nos llegaría a todos el turno de pedalear....

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Días antes habíamos arrasado en diferentes tiendas y grandes superficies lo necesario para afrontar los 4 días con unas mínimas garantías de fiabilidad. Repuestos, accesorios, componentes, recambios, ropa más cómoda, más técnica, más ligera... A todos nos llevó nuestras horas​ planificar qué llevar, cómo llevarlo y donde, puesto que la gran mayoría de los 7 aspirantes nunca habíamos hecho un viaje de varios días en bicicleta (prueba de ello es que 6 de los 7 estrenábamos ese accesorio donde llevaríamos todo lo imprescindible (alforjas + portabultos, carrito o mochila) en esta ruta.

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Avanzamos unos días y todo parece preparado.

Las bicicletas a punto, el equipaje guardado en su respectivo lugar, la ropa a llevar puesta esperando a que nos levantemos, los bidones llenos de agua o de la "buena mierda" de Joseba en la nevera...

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Dukesada Semana Santa 2013

​Tras salir de la estación de tren de Donosti algunos (me incluyo) somos sorprendidos por un apretón. Asi que tocaba vacíar los depósitos y soltar lastre. Acabamos y nos disponemos  a atravesar la ciudad en busca de la salida dirección Andoain. Salida que llegaría tras unas cuantas confuisiones, subidas, desvios erróneos... Parece que finalmente tras orientarnos un paisano damos con el camino correcto.

Seguimos bidegorris, carreteras, las vías del tren y llegamos a Andoain donde ahí nos esperan unos cuantos km por la vía verde de Plazaola.

Un par de horas más tarde nos bajamos en Donosti y...

Jorge, Joseba, Mónica, Aitor, Sergio, Javi y Cristian son los elegidos para afrontar lo que está por venir y en el otro extemo del cuadrilátero sus monturas.

Duke (bici + mochila) 13kg + 8,3kg = 21.3kg

Cristian (bici + mochila) 15.2kg + 6.8kg = 22kg

Javi (bici + alforjas) 15.6kg + 8.2kg = 23.8kg

Sergio (bici + alforjas) 16.4kg + 12.5kg = 28.9kg

Aitor (bici + alforjas) 15.8kg + 11.9kg = 27,7kg

Joseba (bici + alforjas) 26.6kg

Monica (bici + alforjas) 23.5kg

Por fin última noche! Y las también últimas dudas nos asaltan, las cuales intentamos solucionar por Whatsapp con los otros 6 espartanos del grupo.​

Que si llevo 9kg de equipaje. -Dónde vas animal!!! Quita algo!!

Que si no sé si llevar esto o lo otro. -Yo no lo llevo que me suma 0.0003gr.

Vais a llevar más de una camiseta? -Nada nada que no vamos a ligar! Los 4 días con lo mismo

Y así no solo los nervios hicieron que tardáramos en conciliar el sueño, sino que más de uno acabó a las tantas de dejar el peso justo en las alforjas.

Tras esas horas de sueño quedamos a las 7:00 en la parada del Casco Viejo con intenciones de coger el tren a Donosti a las 8:00.

Yo (Cristian) que soy el que más lejos vivo de Bilbao no podía arriesgarme a llegar tarde así que fui precavido y a las 6:30 estaba esperando al amanecer en Casco Viejo.

Poco a poco fueron llegando los demás, algunos montados en sus tanquetas, otros en sus trailers y otros saliendo del metro. Pese a eso 6 de nosotros temíamos por lo mal que se llevan Sergio y todos los relojes del mundo, eran más de las 7:00 y no aparecía. De repente nos avisó de que ya estaba en Atxuri (la parada de tren con destino Donosti) Así que allí fuimos formando un convoy por el casco viejo de Bilbao.

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Llegamos con tiempo de sobra, un bar de enfrente nos abre sus puertas para que la espera se haga más amena. Nos vamos turnando para entrar a tomar algo y matar el tiempo.

Pero cuando todo parecía estar listo Joseba ve una fisura en una soldadura del tubo del carro de Jorge. El tubo que une el carro con la tija del sillín. Siendo un riesgo pasar 4 días con eso en tal estado, Jorge sale disparado a su casa.

Otro incidente antes de empezar se nos hecha encima, incidente solucionado por el momento. Y es que a Sergio se le ha caido una pieza que une la alforja con el portabultos en su parte inferior. No es más que para que no se levante de abajo en los baches, la alforja sigue sujeta. Con unas arandelas sacadas del macuto de Javi parece solucionarse el problema.

Jorge está de vuelta justo a las 8:00 sin el carro y con todo su equipaje en una mochila de montaña. Arriesgando llevar 8.3kg en la espalda durante 4 días, pero sin tiempo es la primera solucion viable que hay. Aunque el tren ya había salido... Nos toca una horita más de espera pero no perdemos las ganas ni la motivación, al fin y al cabo seguimos todos enteros y con el primer problema solucionado.

Llegan las 9:00 y espartanos al tren!

Durante el viaje transcurren un montón de conversaciones y entre ellas sale a la luz de de que Jorge no utiliza calzado específico para correr en referencia a su morfología de como él se define "Propinador"

Javi se empezó a quejar un poco de mareos, del estómago... No le dió (dimos) importancia puesto que podría ser por el viaje y suponíamos que se le terminaría pasando. Pero tras pasar los kilómetros no mejoraba. Nos pedía parar cada pocos km porque no se encontraba bien, necesitaba bajarse de la bici, sentarse, le daban arcadas... No sabíamos muy bien que hacer puesto que él quería que siguiéramos todos con la ruta.

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Seguimos trazando la vía verde, repletísima de túneles y a la entrada de uno de los primeros en el km18 ZAS!!! Patinazo con caida incluida de Mónica!

Que no contenta con resvalarse, un km más tarde en el 19 se puso a subir las mecánicas montada en bici siguiendo a como no podía ser otro, Duke.

Avanzamos un poco más y nos ponemos a comer (km23) en la vía verde mientras las cámaras de fotos, risas y carcajadas son nuestro plato estrella. A la vez que nos asombramos de la cantidad de gente (parejas) que va y viene con bicis con alforjas... Poco común en nuestra vía verde Galdamesa.

Durante la comida Sergio se entretiene con su luz trasera, al parecer no le iba del todo bien.

Seguimos con nuestro cometido, avanzamos poco a poco, Javi sigue necesitando parar cada poco tiempo. Vemos paisajes preciosos dignos de inmortalizar con una reflex, lástima que su peso hizo que la dejara en casa. Jorge se solidariza con Javi cambiándole la bici (La de Jorge va pelada) para que a Javi le cueste menos seguir tirando. Un cambio de una bici de casi 24kg por una de 13kg es notorio, aunque en su estado no del todo.

A Javi cada vez le vemos más fuera de sí asi que preguntamos a todo aquel que veíamos por un pueblo, casas o cualquier cosa habitada más cercana con la intención de que se quedará ahí por la noche, de la esperanza de que hubiera transporte o cualquier otra solución.

Al final dimos con un pescador que muy amablemente se ofreció a acercarle a Leitza, pueblo más cercano. Aunque dejándole caer que nuestra ruta acababa en en kamping Aralar de Lekunberri, se mostró dispuesto a acercar a Javi y a su bici hasta allí con el fin de que descansara, recobrara fuerzas y al día siguiente ya se vería que hacer.

Tras esa buena voluntad del pescador después de 30km nos quedaba otro tanto quedando un par de horas de luz aproximadamente, traducido, debíamos darnos prisa para intentar no llegar de noche.

Nos ponemos en marcha otra vez y al encontrar algún charco con barro en el km 35... Joseba al hoyo!!! Típica caida en el barro.

Poco más tarde en el km 45 Joseba hace unos malavarismos encima de la bici que casi empuja a Jorge y él a su vez a mí, a punto de tirarnos al rio...

Vamos pasando túnel tras túnel que aun quedan unos pocos, concretamente uno de 2km con estalactitas en su interior, el agua acariciándo las paredes antes de llegar al suelo, muy bonito.

Salimos de ese túnel kilométrico y parece que hasta se había hecho de noche! Pasamos por unos paisajes típicos de peli de terror, la bruma muy echada, se respiraba humedad, rios, pozas, árboles que parecían cobrar vida...

Al final llegamos de noche a Lekunberri haciendo uso de nuestras luces para mayor seguridad.

Entramos en el kamping, nos explica el encargado un poco como va el tema, dónde están las duchas, el bar, las camas, el baño... Y al entrar en la habitación ahí nos encontramos a Javi tirado en la cama. Aun parecía tocado pero había recuperado algo el color.

En una habitación de 2 literas de 3 camas nos pondríamos Sergio, Javi, Aitor y yo. En la otra estarían Joseba, Mónica y Jorge

Desvalijamos las mochilas, las alforjas y empezamos a sacar las toallas y las chanclas con afán de acabar bajo la ducha.

Colocamos la ropa mojada en las estanterías, escaleras de las literas, nos agolpamos por poner a secar las zapatillas en el radiador, hacemos turnos para utilizar el único enchufe que había en la habitación.

Tras la ducha nos espera saquear el bar y todo lo que haya en él.

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Para empezar una ronda de bebida, de segundo dos de bravas/alioli

Y fue gracias a esas patatas bravas las que revivieron a Javi, no queríamos decirle que podrían no sentarle bien después de como tenía el estómago y haber vomitado, pero el tio se las comía, no se quejaba y se las seguía comiendo...

Acabamos una buena y contundente cena, sobremesa y vamos camino a la habitación a descansar un rato.

​2ª Etapa. Lekunberri-Pamplona-Estella

Amanece un hermoso día soleado, Javi se levanta pletórico! De un salto! Con las pilas cargadas durante la noche gracias seguramente al alto índice glucémico de las patatas bravas que se papeo en la cena anterior. Parece que sige con nosotros!

Los demás vamos desperezándonos poco a poco, vistiéndonos tranquilamente, dándonos ungüentos en nuestras partes para evitar rozaduras y escoceduras, quitamos las ropas de las estanterías y calefacción con la ilusión de que la humedad se haya evaporado,

Una vez disfrazados nos acercamos al bar a reponer fuerzas.

Tenemos un muy completo desayuno, tostadas, zumo, mermelada, leche, colacao, café, azucar... Le pedimos unos bocatas para llevar con la intención de comer durante la ruta de este día.

Tras salir del bar, últimos preparativos, puestas a punto de las bicis, colocación de alforjas, curioseamos con los pesos de nuestras monturas y equipaje, polvos mágicos y pastillas misteriosas en los bidones...

Dejamos el kamping Aralar a la espera de nuestra siguiente aventura...

Tras unas fotos por aquí, por allá, una equivocacion en la ruta por seguir el camino de un río que no llevaba a ningún sitio, preguntas a transeúntes... Tenemos un nuevo incidente.

Km 16 pinchazo de Javi, y que mejor manera de entretenernos que sacando fotos!

En esto que pide Javi una bomba de hinchar, yo con toda mi buena fe le voy a dar mi minibomba (por temas de peso y tamaño) Cuando Sergio se arma de valor y suelta: Saco la mía que es más larga! Aquí es cuando entra en juego nuestra mente, la misma mente que escuchó decir a Joseba: Dame algo con punta.

 

Mientras tanto en lo alto de la subida seguían solucionando el pinchazo cuando por una vertiente vemos subir a 2 chavalines en bici y un tercero algo más descolgado. Todos ellos delante de un coche de equipo (seguramente estarían entrenando).

En este momento salió de Jorge el motivador que lleva dentro gritándole al último rezagado: METE PLATO QUE SE TE ESCAPAN! omitiendo "hijoputa", pero lo pensó seguro, de echo Sergio lo supo, leyó su mente y lo dijo en alto. Afortunadamente los chavales ya habían empezado a bajar el repecho.

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Seguimos pedaleando dirección Pamplona cuando al poco rato, en el km 27 el sillín de Jorge decide darle placer y se le levanta la punta (Foto 13), nada que no se pueda solucionar recolocando y apretando los tornillos de la tija.

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Pasamos estas pequeñas batallas y divisamos los arcos de entrada a Pamplona, hora de comer! Llegamos a Pamplona en el km 38

Desembalamos los bocatas preparados y traidos desde Lekunberri.

Una vez recogido todo Sergio tira una pelota de papel de aluminio a la papelera, fallando el tiro, pero Jorge como no podía ser menos lo intenta una vez con la misma mala suerte, otra vez y nada. Se acerca, está a escasos 100cm y vuelve a fallar! una dos y tres veces seguidas! Menos mal que se trata de pedalear y no de meter bolitas en papeleras.

Apenas nos montamos de nuevo en las bicicletas cuando en el mismo km 38 Mónica se da cuenta de que tiene la potencia muy floja, girando el manillar apenas haciendo fuerza sujetando la rueda, se mueven por separado. ¿Podría ser porque a Jorge se le calló su bici al dejarla apoyada mientras ella se acercaba al super a comprar Cocacola (Foto 21)? Puede ser... Un par de apretones a los tornillos y solucionado.

Dejamos Pamplona a nuestras espaldas y nos embarcamos en lo que creo, fue lo más duro del viaje. Al fondo se vislumbra entre nubes nuestro próximo objetivo, el Alto del Perdón.

 

Las primeras rampas y subidas no eran demasiado duras, aun en mojado las ruedas agarraban bastante bien, hayá por el km 44 cuando estábamos empezando a subir, Sergio se agobió un poquito porque no le bajaba la cadena al plato pequeño, pero parece que al final lo consiguió solucionar.

Un par de kilómetro más tarde, en el 46 empieza a llover con pinta de que no pararía.

 

Seguimos subiendo el Alto del Perdón poco a poco, un socabón en el suelo hace que solo se pueda pasar por el lado izquierdo del camino, algo muy fácil en condiciones normales, pero si sumamos decenas de kilos, agua, frío y viento, se convierte en un entretenimiento de unos pocos segundos.

Más tarde llegamos a un punto en el que el camino se divide en dos, uno para viandantes y otro para bicicletas. El de viandantes más estrecho y empinado, el de bicis más ancho, más llano (o eso parecía) y con menos piedras.

Sergio y yo queremos probar suerte por el de viandantes y tomárnoslo como un reto, al principio parecía fácil pero poco a poco se iba complicando el tema. Las ruedas comienzan a perder tracción, el peso de la bici la hace poco manjable... Él consigue subir montado unos cuantos metros más que yo, echamos pie a tierra, pasamos bajados un tramo complicado y otra vez nos montamos hasta llegar al cruce donde los dos caminos de bicis y viandantes se vuelven a unir.

Ahí esperamos unos minutillos hasta que llegan los demás... Andando, después de oirse mofas y burlas cuando nosotros echamos pie a tierra.

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En ese cruce todos menos yo (Cristian) deciden ir por el que parece el camino acertado y apto para bicis, el problema es que había mucha piedra resvaladiza y suelta, lo que hacía que la rueda perdiera tracción con mucha facilidad. Yo por el contrario prefiero seguir por el camino estrecho y muy embarrado de viandantes, ya que en el barro al menos se puede andar montado...

Había tramos complicados de pasar montado, en otros tube que echar un pie a tierra, al poco de estar envuelto en barro empezó la pesadilla, chupones de cadena con el plato pequeño. O iba andando o subía en plato mediano, así que hice las dos cosas, lo más dificl lo subí andando y el último tramo ya donde se veía el monumento, metiendo plato mediano y piñón grande.

Llegué el primero, el resto ni se les veía entre la dura bruma y la intensa lluvia. Tras esperar decidí recomponerme con una barrita y un gel de fruta, más que nada por no saber que hacer y matar el rato, al igual que bacié uno de los bidones de 500ml en la cadena para limpiar el barro.

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Mientras les esperaba en lo alto (ésto me lo ha chivado alguien que empieza por "Ja" y acaba por "vi") los seis espartanos restantes también se dividieron, llendo Sergio en solitario por una pista la cual discurría hasta una finca sembrada de cereal.

La finca enfangada de barro y la bici de 30kg no hicieron buenas migas. Momentos más tarde Sergio se encontraba ahí enmedio con los pies y la bici clavados en el barro sin parar de echar juramentos. Tuvo que dar marcha atrás, localizar a Javi y a Aitor y seguirles poco a poco.

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En esos momentos ya pude distinguir el vital colorido amarillo y rojo de los chubasqueros y el siempre aflicto color negro de Sergio entre la espesura del temporal.

No se me ocurrió otra cosa que mover los brazos con esperanza de que me vieran y de tocar el silvato integrado en el cierre de la mochila para hacerme más notable (en realidad eran señales para que se dieran prisa que me estaba quedando helado!)

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Los primeros integrantes aparecían ya en lo alto, algunos con cara de alegría, otros con cara de sufrimiento y finalmente Joseba con cara de querer su caldito.

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Estábamos todos arriba! La foto de rigor que no falte!

 

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No estuvimos mucho tiempo en lo alto. Empezamos a bajar enseguida y puesto que nos quedaban un par de horas de luz para llegar a Estella, hicimos todo el camino restante por carretera en vez de por pista con la finalidad de no perder tiempo buscando indicaciones o mirando el GPS, de esa forma solo teníamos que seguir los letreros de poblados. Más rápido, mejor suelo y ¿Más fácil? No lo se... Porque después de bajar del Alto del Perdón a Puente Reina donde por cierto, estaban los autobuses y coches del Euskaltel Euskadi, nos esperaría un buen rompepiernas hasta llegar a Estella. Suba, baja, vuelve a subir, vuelve a bajar... Como se echaba de menos la flaca para esos repechos...

En este tramo no nos entretuvimos demasiado, alguna pequeña reagrupación en lo alto de algun rompepiernas, pero enseguida tirábamos para abajo con prisa y ganas de llegar al hotel donde pegarnos una buena ducha y cenar con fundamento.

En uno de esos rompepiernas donde nos agrupamos todos, tal era la desgana de Joseba que solo abrió la boca para decir: Ahora se me aparece en el hotel la tía más buena del mundo y lo único que la diría sería -No molestes. 

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La llegada al hotel fue de noche, casi a las 20:00. Para nuestra sorpresa estábamos alojados en el mismo hotel que el Movistar Team, por ahí veíamos entrar y salir, cruzarnos en es ascensor a personal del equipo y ciclistas. Y en las habitaciones de encima de Pablo Lastras y Alejandro Valverde! A ver si se nos pega algo..

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Lo primero que hicimos fue dejar las bicicletas atadas bajo los pilares del hotel, enfrente de la entrada, recogidas de las miradas agenas y siempre visibles desde dentro y desde nuestra habitación. Subimos a las dos habitaciones (En una Joseba, Jorge y Mónica y en otra Sergio, Aitor, Javi y yo) con las mochilas, alforjas y demás equipaje y empezó la odisea...

Estábamos más empapados que nunca, por suerte solo era agua y no barro. Los radiadores, calientatoallas, barandillas, toalleros... Quedaban totalmente camuflados por nuestra ropa.

Incluso tuvimos que atar una cuerda de viga a viga de la habitación para poder tender lo que nos faltaba por secar.

La verdad que el calientatoallas fue nuestra salvación puesto que poniéndolo a tope, en poco más de dos horas nos secó las zapatillas y la ropa de primera necesidad. Estuvimos haciendo turnos para secar la ropa, al final lo conseguimos! Por la mañana la ropa estába que daba gusto.

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Nos duchamos dejando el suelo del baño como una pocilga, nos vestimos y quedamos los 7 en el recibidor para marchar en busca de un lugar para cenar. El bar de un hotel que estaba doblando la esquina fue el elegido donde para sorpresa nuestra, estaba alojado el Katusha (Kатюша). Más tarde nos dimos cuenta de que al día siguiente (Sábado 30) era el Gran Premio Miguel Indurain (Carrera UCI). Pensamos fugazmente en ver la salida, pero empezaba a las 12:50, demasiado tarde para nosotros.

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Por fin llegó la cena!

Unos buenos platos de patatas bravas (como homenaje a Javi) como entrante, hamburguesas, platos combinados... En esos momentos da igual lo que te pongan delante (Como si es la tía más buena del mundo) lo único que quieres es comer y llenar la andorga.

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De vuelta al hotel hicimos otro cambio en el calientatoallas y a dormir, mañana nos esperaba otro día, esta vez una ruta más suave.

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​3ª Etapa. Estella-Maeztu-Vitoria

Próximamente...

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